viernes, 10 de mayo de 2013

Punto y final.

He intentado decir esto muchas veces, pero nunca he encontrado el momento oportuno, ni la inspiración.
Se acabó. Este es mi límite.
Creí que podía aguantar, pero no, no soy más que una pequeña endeble. No puedo continuar con esto. Me has hecho mucho daño, tal vez de una forma inconsciente, pero lo has hecho. 
Mis sentimientos por ti no han cambiado, Aitor, ni creo que cambien de hoy a mañana. A veces creo que no te imaginas lo mucho que significas para mí, que apenas lo tienes en cuenta. Es más, a mí este juego de imitar algo que jamás llegaremos a ser no me va. 
Por un momento he creído que todo seguía como antes, que volvíamos a lo que ya una vez fuimos, pero me equivoqué.
Por eso he decidido llegar hasta aquí. Porque no aguanto más esta situación. Porque ya es hora de encontrar mi felicidad, y en ti no está.
Siento decirte esto así, pero no sabía de qué otra forma decírtelo. Sólo quería hacer que me entendieras y que supieras que el haberme confesado tus sentimientos no ha hecho más que florecer los míos. Así que, como consejo, no vayas por ahí diciendo todo lo que sientes para luego retirar lo dicho, créeme, a las chicas no nos gusta. Si vas a confesarlo, hazlo de verdad, de corazón. 
También siento que esto suene a "despedida", pero lo único que te deseo es que encuentres a alguien que te aprecie tanto como yo o incluso más. Alguien que te quiera con tus bromas o con tus reproches, pero que te quiera. Que te dé todo eso que necesitas y jamás se canse de ti. Y que al menos te den amor, que sé que es lo que estás buscando.
Bueno, sin más comedera de cabeza, decirte que gracias, ha sido todo un placer compartir estos "casi tres años" a tu lado, espero poder seguir sumando más, pero con el paso del tiempo, y no de la manera que seguíamos hasta ahora.
Suerte y ánimo.

Como siempre (y el último):
Te quiero. 

#

Te acabo de ver, Aitor. Te acabo de ver y se me ha sobresaltado el corazón.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Se me hace enorme este vacío.

Y allí estaba yo, en aquella parada de guaguas esperando a la misma línea de siempre. Justamente pensaba en ti, sí, casualidad.
De pronto noté como algo se aproximaba rápidamente hacia mí, eras tú. Me miraste y me pediste ir contigo a recoger el bono para la próxima guagua que cogiésemos, así que fuimos a ello.
Recuerdo cómo te miraba, tenía la misma cara de tonta que tengo ahora al escribirte. Tras esto, subimos al piso de arriba donde nos sentamos a esperar. 
Llegó nuestra guagua, entraste tú primero, yo tras de ti. Me senté tu lado y empezaron las miradas.
En un momento del trayecto te acurrucaste entre tus brazos, y no supe bien por qué. Te pregunté por qué estabas así, pero sólo respondiste 'nada'. Entonces yo me llené de orgullo y me cambié de asiento. Tú reaccionaste rápido y me pediste que regresara a donde estaba antes, así que tras pensarlo, volví.
A partir de ahí todo fue a mejor, no parábamos de mirarnos y me rogaste un beso. Te lo di, me moría de ganas de hacerlo.
Me encanta mirarte, realmente es algo que me fascina. Puedo sumergirme en tus ojos cada vez que me miras y sentir un cúmulo de emociones que me hacen sentir completamente viva.
Nos bajamos en la parada más próxima a casa, volvimos a besarnos. Subimos la cuesta de manos, y nos marchamos cada uno hacia nuestra calle.
Llegué a casa, feliz. Dos horas después me llamas desde la calle, abro la ventana y te veo allí, pregúntame si podía salir, pero ya era demasiado tarde.
Te volviste hacia tu casa y, esa fue la última vez que te vi en este año que se marcha.

Al día siguiente te volví a ver de lejos. Fue el día que te ibas de viaje para pasar el fin de año con tu familia, suerte que en seis días te volveré a tener aquí (ya quedan sólo cuatro).
Es increíble cómo me sigues llenando todavía. Lo sé, pero ni yo misma sé explicarlo.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

No pido otra cosa que reconstruirnos.

"Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo. Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando.
Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más… Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza.
Os libraréis de él o de ella, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.  ⎯  Paulo Coelho".


Apliquemos la teoría al problema. 
No sé qué pasará el día de mañana, pero lo que de momento sé es que tú eres "mi segundo gran amor".
Alguien a quien perdí, que me entiende a la perfección con sólo mirarme, que sabe qué decir en el momento preciso para hacerme reír.
Sin embargo, ya hemos dejado de intentarlo, nos hemos vuelto víctimas del cansancio. O tal vez sólo tú. 
Ojalá encontremos a alguien que haga encender la llama de nuevo. A cualquiera que esté dispuesto a soportarnos veinticuatro horas al día, y mucho más tiempo también.
Pero, ¿sabes qué es lo más gracioso? Que yo seguiré recordándote, recordándonos a ambos. Seguiré deseando que regreses con una de tus bromas que me sacan de quicio, pero el hecho de que vengan de ti me sienta bien.
Así que, por último, no me queda otra que decir que yo sería aquella que gastaría toda mi energía en reprocharte mil cosas ¿Y sabes por qué? Porque al acabar estaré tan hecha trizas, que acabaré con mil sollozos en forma de "te quiero".

martes, 20 de noviembre de 2012

Tú eres la razón principal.

Hola Aitor, te escribo en segunda persona porque espero que algún día puedas leerme.

Hace unos días volví a recordarte. Creí haberlo asimilado, pero sólo vernos plasmados en una fotografía  hizo que volviese a tener la misma ilusión de antes, la de siempre.
Yo no sé si me creerás pero, llevo esperándote todo este tiempo, desde que concluiste aquello que dábamos por"nuestro" hasta ahora. 
Tal vez tú no lo veas de la misma forma que lo veo yo, pero te has marcado tanto en mi pasado que ni yo misma sabría siquiera explicarlo.
Estoy hecha un lío. He intentado continuar, fijarme en chicos que me hagan ver que hay amor en ellos también, y es que por mucho que lo intento, vuelvo a acordarme de ti. De tu risa, tan... especial, de tus diversas maneras de reconfortarme, de nuestras experiencias juntos... de ti.
No es fácil ver cómo todos logran superarlo, cómo se "olvidan" de alguien que significó tanto para ellos, o cómo se besan sin acordarse de aquel a quien jamás volverán a besar. Yo en cambio, estoy llena de pura envidia, ojalá pudiese ser la chica nueva que te roba el corazón de un día para otro, pero la realidad es otra. Es esta. Vivimos a tan sólo pocos metros, cuando la verdadera distancia que nos separa son miles y miles de kilómetros. Sí, me refiero al porqué no podemos estar juntos.
Temes a que nos volvamos a cruzar con la misma razón que acabó con todo. O al qué pensarán los demás cuando nos vean de mano por la calle. O bueno, tal vez pienses que no lo es mejor, ya que tu vida no está tan centrada como te gustaría. Genial, lo entiendo. Pero creo que dejarnos de llevarnos por lo que sentimos sería una buena opción. Se trata algo así como darnos una oportunidad a ambos, o sólo a mí, pero doy mi palabra de que la aprovecharé. 
Es increíble Aitor. Si tú supieras cómo reacciono al verte, de qué manera tan grande me llenas,... si sólo supieras la de veces que me haces reír sin que seas consciente... te asombrarías.
Sólo quiero que tengas que:

"Si encuentras a alguien que logre ver cómo te bebes un zumo en menos de treinta segundos, que anote los colores rojo y negro como tus preferidos, que añada tus canciones a su repertorio musical, que te escriba tantas cartas como pueda, o que se sepa de memoria tus bromas de siempre, avísame." Siempre te estaré agradecida, por si alguna vez se te olvida.


Te quiero Aitor. Te quiero y pienso luchar hasta recuperarte.
Piénsalo.



miércoles, 11 de julio de 2012

Hasta pronto.

He perdido. Mírate, estás completamente feliz. Al fin has encontrado a la chica que querías: guapa e inteligente. Alguien que te asemeja en muchos aspectos, que te trata como otras jamás lo hicieron, e incluso te abrazan sin requerir escuchar un: ¿Me das uno?. No. 
Lo sé, lo sé, se te nota en los ojos, tienen el mismo brillo que cuando me mirabas a mí. Me imagino cómo la mirarás teniéndola frente a frente, vigilando cómo sus labios se distorsionan para regalarte una sonrisa y que de pronto, los encuentres en un gran beso.
Ojalá te dure mucho, y que vivas con esa cara de enamorado que me solías entregar en tardes de invierno, hace poco más de doce largos meses. Ojalá consigas hacerla feliz, estoy segura de que lo harás sin problema alguno. Te recuerdo que conmigo lo hiciste, y de hecho lo haces, sólo con sonreír lo haces.
Y mientras yo pues, ando buscando a alguien que se parezca mucho a ti. Alguien que me dé una razón por la que mirar por la ventana y no tener que recordarte. Que me mencione tu nombre y piense: ¿qué habrá sido de él?. Eso quiero, Aitor. Pero no es posible, no, ahora no.
Ahora estoy vagando por vagar, porque tengo que continuar. Sólo por ese simple hecho. Porque no quedan más opciones disponibles. Porque tu corazón ha elegido a otra.
Así que si alguna vez todo falla y decides buscarme, ten por seguro que vas a encontrarme, en el mismo lugar de siempre, con un corazón medio roto y unas ganas terribles de ti.
Espero que seas feliz, de verdad, no puedo pedir más. 

Te recuerdo.


miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Ilusionada? No cielo, lo que estás es "enamorada".

28.03.12.♥
Me atrevo a decirle lo que siento. ¿Su reacción? Decirme que él siente lo mismo, o algo similar. El problema está en que todo sigue y seguirá así, ¡qué bien se nos da imitar el papel de alguien que verdaderamente no somos!.
Dice que se encuentra bien, de esa forma, conmigo. Que siente como si nada hubiese puesto fin a nuestra pequeña gran historia cuando está a mi lado. Y mil frases más entre las que me he perdido por tenerlo frente a frente.
Por último, me he entretenido con sus labios, pero no fui capaz de visitarlos, hasta poco después. Con el cómo se humedecen sus ojos cada vez que le entrego una prueba de lo que aún queda en mí, con la sonrisa obtenida como reacción.

Realmente, tengo miedo, mucho miedo, pues ya he visitado el suelo muchas veces y ahora mismo me siento en las nubes. Son demasiadas caídas con largas recuperaciones.
Pero no importa, me gusta soñar despierta. Soñar con viajar entre recuerdos, recuerdos de los que tú y yo fuimos protagonistas un día.