Lo sé, lo sé, se te nota en los ojos, tienen el mismo brillo que cuando me mirabas a mí. Me imagino cómo la mirarás teniéndola frente a frente, vigilando cómo sus labios se distorsionan para regalarte una sonrisa y que de pronto, los encuentres en un gran beso.
Ojalá te dure mucho, y que vivas con esa cara de enamorado que me solías entregar en tardes de invierno, hace poco más de doce largos meses. Ojalá consigas hacerla feliz, estoy segura de que lo harás sin problema alguno. Te recuerdo que conmigo lo hiciste, y de hecho lo haces, sólo con sonreír lo haces.
Y mientras yo pues, ando buscando a alguien que se parezca mucho a ti. Alguien que me dé una razón por la que mirar por la ventana y no tener que recordarte. Que me mencione tu nombre y piense: ¿qué habrá sido de él?. Eso quiero, Aitor. Pero no es posible, no, ahora no.
Ahora estoy vagando por vagar, porque tengo que continuar. Sólo por ese simple hecho. Porque no quedan más opciones disponibles. Porque tu corazón ha elegido a otra.
Así que si alguna vez todo falla y decides buscarme, ten por seguro que vas a encontrarme, en el mismo lugar de siempre, con un corazón medio roto y unas ganas terribles de ti.
Espero que seas feliz, de verdad, no puedo pedir más.
Te recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario