viernes, 10 de mayo de 2013

Punto y final.

He intentado decir esto muchas veces, pero nunca he encontrado el momento oportuno, ni la inspiración.
Se acabó. Este es mi límite.
Creí que podía aguantar, pero no, no soy más que una pequeña endeble. No puedo continuar con esto. Me has hecho mucho daño, tal vez de una forma inconsciente, pero lo has hecho. 
Mis sentimientos por ti no han cambiado, Aitor, ni creo que cambien de hoy a mañana. A veces creo que no te imaginas lo mucho que significas para mí, que apenas lo tienes en cuenta. Es más, a mí este juego de imitar algo que jamás llegaremos a ser no me va. 
Por un momento he creído que todo seguía como antes, que volvíamos a lo que ya una vez fuimos, pero me equivoqué.
Por eso he decidido llegar hasta aquí. Porque no aguanto más esta situación. Porque ya es hora de encontrar mi felicidad, y en ti no está.
Siento decirte esto así, pero no sabía de qué otra forma decírtelo. Sólo quería hacer que me entendieras y que supieras que el haberme confesado tus sentimientos no ha hecho más que florecer los míos. Así que, como consejo, no vayas por ahí diciendo todo lo que sientes para luego retirar lo dicho, créeme, a las chicas no nos gusta. Si vas a confesarlo, hazlo de verdad, de corazón. 
También siento que esto suene a "despedida", pero lo único que te deseo es que encuentres a alguien que te aprecie tanto como yo o incluso más. Alguien que te quiera con tus bromas o con tus reproches, pero que te quiera. Que te dé todo eso que necesitas y jamás se canse de ti. Y que al menos te den amor, que sé que es lo que estás buscando.
Bueno, sin más comedera de cabeza, decirte que gracias, ha sido todo un placer compartir estos "casi tres años" a tu lado, espero poder seguir sumando más, pero con el paso del tiempo, y no de la manera que seguíamos hasta ahora.
Suerte y ánimo.

Como siempre (y el último):
Te quiero. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario