"Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo. Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando.
Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más… Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza.
Os libraréis de él o de ella, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas que haciendo el amor con alguien a quien aprecias. ⎯ Paulo Coelho".
Apliquemos la teoría al problema.
No sé qué pasará el día de mañana, pero lo que de momento sé es que tú eres "mi segundo gran amor".
Alguien a quien perdí, que me entiende a la perfección con sólo mirarme, que sabe qué decir en el momento preciso para hacerme reír.
Sin embargo, ya hemos dejado de intentarlo, nos hemos vuelto víctimas del cansancio. O tal vez sólo tú.
Ojalá encontremos a alguien que haga encender la llama de nuevo. A cualquiera que esté dispuesto a soportarnos veinticuatro horas al día, y mucho más tiempo también.
Pero, ¿sabes qué es lo más gracioso? Que yo seguiré recordándote, recordándonos a ambos. Seguiré deseando que regreses con una de tus bromas que me sacan de quicio, pero el hecho de que vengan de ti me sienta bien.
Así que, por último, no me queda otra que decir que yo sería aquella que gastaría toda mi energía en reprocharte mil cosas ¿Y sabes por qué? Porque al acabar estaré tan hecha trizas, que acabaré con mil sollozos en forma de "te quiero".
No hay comentarios:
Publicar un comentario