jueves, 9 de febrero de 2012

                                                          ¿Por qué nada puede ser como lo era antes?

Podría cruzarme contigo imitando el papel de una completa desconocida. Tropezarme e intentar esquivarte sin saber quién eres. Seguir hasta el final de la calle.
Podría hacer ademán de saludarte, o confundirte con alguien similar. Regalarte un simple gesto al saludarte, o volver a seguir hasta el final de la calle sin mirarte si quiera.
                        
                                            P o d r í a.

¿El problema? No querría ser actriz dentro de unos años, no se me daría hacer el papel de alguien irreconocible. Tal vez nos encontremos algún día, y si surgen casualidades, tropezaríamos en tal sitio a tal hora, la cuestión es que sabría reconocerte, como si llevases un cartel en grande que dijese: "Hola, estuviste enamorada de mí, ¿recuerdas?."

Y si después de eso logro evitar recuerdos, seguiría hasta el final de esa calle, tal y donde te encontré. Que consiga hacerlo es otro problema a parte.
Quizás nos veamos, y te resuma mi vida en un: "Todo...[Te eché de menos, pero no te diste cuenta. Aún me quedaban ganas de salir corriendo y abrazarte. Te volví a echar de menos, y ahí fue cuando supe realmente lo mucho que te quería] genial, ¿y tú?." O simplemente te roce, y me disculpe con un: "Perdona, me he equivocado." Aunque, en otra parte, si llegara a reconocerte, podría volverme y dirigirme hacia donde me dirigía antes.
O quién sabe, podría encontrarte, reconocerte, y mandarte un pequeño saludo asintiendo con la cabeza. Pero fuese de la forma en que fuese, aquel eras tú.
No cualquiera, sino tú.



No hay comentarios:

Publicar un comentario